viernes, 29 de agosto de 2008

TRAILER DE RELIGULOIS - DOCUMENTAL ACERCA DE RELIGION

Trailer de Religulous (Bill Maher)
Description: De los directores de "Borat", se viene "Religulous", con el genial comediante Bill Maher, denunciando con su singular humor lo ridículo (y a la vez peligroso) que puede llegar a ser el pensamiento mágico-religioso. Se estrena el 3 de octubre del 2008. Espérenla, seguro que no tiene desperdicio :) Más información: http://www.lionsgate.com/religulous/ http://en.wikipedia.org/wiki/Religulous http://www.billmaher.com/ http://en.wikipedia.org/wiki/Bill_Maher http://en.wikipedia.org/wiki/The_Reason_Project **** comedia cienciología creciendo en gracia raeleanos mormones mormón testigo de jehova islam musulmanes hinduismo lamas hare krishna ayatola papa jose de jesus miranda bush osama bin laden sadam husein cristo mahoma mohamed

miércoles, 27 de agosto de 2008

ALGUNAS COSAS DE JOAQUIN SABINA



"Los argentinos son crueles con sus ídolos. Los endiosan y, luego, cuando están en la cumbre comienzan a despedazarlos.
No podría estar más de tres meses entre su gente. Corro a buscar la paz de Madrid donde soy uno más caminando por la calle.
Aquí te presionan, te acosan y luego te empiezan a cortar en pedazos. Es cruel lo que hacen con Maradona, con Charly García, con Evita. ¿Cómo pueden querer y odiar al mismo tiempo?"


"Cuando estoy en un bar en Buenos Aires a las cuatro de la madrugada y escucho que en la mesa de al lado están hablando de política o de fútbol no lo puedo creer. Eso no es común en otros lugares del mundo. Las cuatro de la madrugada es horario de putas, borrachos y drogadictos. Solamente los porteños son capaces de filosofar a esa hora de brujas y entenados. Son maravillosos".

"¿Por quién me tomas? ¡Mozo! ¡Este señor paga y se va!" Así le oí decir a una prostituta de cabaret por el tío que tenía al lado y que se había propasado con ella. Las putas argentinas tienen una dignidad tan grande que da ganas de quererlas a todas, carajo. Las amo. (Buenos Aires, 1998, Cabaret Alexis)

"Cobran muy poco las putas, por todo lo que dan".



"He escuchado decir de Evita que era una puta. Creen que la ofenden tratándola de esa forma. Una mujer que si algo le faltaba realmente era sexo. Dormía en un dormitorio y Perón en otro. Irradiaba una imagen que a uno sólo le quedaba odiarla o quererla pero jamás a uno se le pasaría por la cabeza follarla. No inspiraba al sexo. Eva era anti sexo.

Más que una ofensa sería un piropo. Y si así fuera, si hubiese sido una puta
(extraordinario mote para una mujer), haber llegado adonde llegó la valoriza aún más. ¡Ignorantes y retrógrados! Si realmente salió de un cabaret, como dicen, ha demostrado un talento superior a los genios y a los sabios. Pretenden ofenderla y la enaltecen".


Se cuenta que a Discépolo le escribia el guión de "mordisquito" un asesor o ministro de Perón, y que el poeta, cuando llegaba a la radio se metía en el bar de al lado a corregir los párrafos.

Sabina dice:"Si realmente alguien le escribía esas cosas y él las mejoraba cinco minutos antes, era un genio. Porque mejorar gilipolleces es más difícil que escribir bien".


Coinciden en un viaje en avión Sabina, Serrat y varios músicos. El vuelo traspasa una zona de pozos de aire y el aparato comienza a moverse como una coctelera. Inmersos en un silencio por el pánico algunos comienzan a rezar. Después de varios minutos de miradas espantadas y palidez en las caras, Sabina se destraba el cinturón de seguridad y de un salto se para en el pasillo del avión. Tratando de hacer equilibrio con el zarandeo grita: "¡Ya que vamos a morir digámosle en la cara al Nano que es un hijo de puta!"
La sorpresa y las risas rompieron con el miedo y el resto del viaje fue una algarabía total.

Joaquín y Serrat viven una pelea (sana) constante. Cuando uno de ellos pone en la calle un nuevo CD el otro corre a comprarlo. Un tema, una frase, una estrofa de repente impacta y entonces se llaman por teléfono para felicitarse o para criticarse envidiosamente.

"... esos gigantes enanos ..." y Sabina lo llama a su casa y le dice: ¡Cómo puedes ser tan hijo de puta? ¡Esa frase la quisiera haber inventado yo!
Una vez Sabina sobrepasa al Nano en ventas de discos, lo llama y se mofa de él. Serrat le dice: "Oye, gilipollas, hasta que no estés en un cartel sobre la calle Corrientes de Buenos Aires no eres nadie".

Unos años después Sabina canta en el teatro Opera y cuando llega al hotel lo primero que hace es llamar a Barcelona. "¿Sabes donde estoy, gilipollas? En la calle Corrientes". Serrat dijo: Hijo'puta! y cortó el teléfono.



Joaquín Sabina no sabe manejar, viaja en taxi. Una noche a bordo de uno, en Buenos Aires, el chofer lo reconoce y le muestra su muñeca, tenía un reloj que, aparentemente, le había regalado él unos años antes, cosa que es muy posible ya que no usa relojes ni calendarios. Con seguridad alguien le regaló ese reloj y, como pasó con otros relojes, terminó regalándoselo el mismo día a otra persona.

Pero para sorpresa mayor del andaluz el taxista le cuenta que tiene un hijo de cuatro años que se llama Joaquín y una hija de dos años que se llama Sabina. Pavada de fanático.


"Una de las cosas que más me molesta en mi vida es saber que mi madre se acostaba con un policía".

Un día aparece su hermano a visitarlo (después de mucho tiempo de enojos).

Sabina lo recibe fraternalmente y comparten unas copas. En un momento de la charla, el hermano mayor le recrimina el que algunos de sus versos hablan de la droga y en contra de la policía (el hermano es jefe de investigaciones de la policía de Jaén). Sabina le espeta: "Bueno, ¿tú me vas a decir cómo debo escribir? ¿Yo te digo cómo debes torturar?"
Volvieron a dejarse de ver por un tiempo más.

Ante la pregunta que le hice al hermano de Sabina sobre qué haría si tuviera que detener a su hermano por algún delito, el policía de Jaén respondió: "Yo, primero soy policía, luego soy hermano de Joaquín. Y no quiero hablar más puesto que tengo un trato con él, yo no hablo de Joaquín Sabina y él no habla de mí".


"Me defraudó la izquierda. La derecha jamás me traicionó.
La derecha siempre fue igual, no cambió sus ideales y su línea de trabajo. La derecha es mala de principio a fin. Sabemos perfectamente quiénes son, qué quieren, qué piensan y uno no se puede equivocar jamás con ellos.

En cambio la izquierda, por lo menos en mi país, prometió cosas y despúes hizo otras. Me siento totalmente decepcionado con ella. Felipe (González) usó mi dinero, de los impuestos que pago, para comprar clandestinamente las armas que usaron los GAL (Grupo Antiterrorista paramilitar). Yo contribuí, sin quererlo, con esos asesinatos. El gobierno no consultó conmigo para reprimir. Soy un ciudadano español que merezco el respeto de la gente a quien voté alguna vez. Y si Felipe González no sabía lo que estaban haciendo a sus espaldas no sirve como presidente".


En el año 1987 muere Homero Expósito. Un diario español resume la noticia en un par de centímetros. Sabina manda una misiva al periódico preguntando si sabían realmente quién había muerto.

Les explica que un genio con apellido de huérfano (sus antecesores pertenecieron a los cientos de orfelinatos de "los niños expósitos"- ) y con nombre de filósofo griego (cruel paradoja), había dejado de herencia al mundo los mejores versos jamás escritos.
El diario en cuestión le dedicó, después del reto de Sabina, un dossier especial al autor argentino.

Cabe destacar que en la Argentina la muerte del poeta pasó como una noticia más y nadie dijo nada.


Pablo Milanés vive en el primer piso. Joaquin Sabina en el tercero. A veces charlan de balcón a balcón. Muchas veces le ofrecieron a la familia del segundo comprar su departamento para obviar las distancias. Nunca pudieron lograrlo a pesar de los ruidos hasta altas horas de la madrugada.

A Joaquin le agradaría, dice, conectar con una escalera caracol un piso con otro.

Pablo cuelga su ropa en los balcones (en pleno centro de Madrid) para imaginar que está en su barrio humilde y colonial de Cuba.

¡Lo logré!, dijo Sabina, ¡acá está! Y abriendo una puerta plegadiza en su amplio living, me muestra una mesa de billar. Agarradera de tacos, anotador profesional en la pared, etc. Un rincón especial de la casas. Cuenta que ese era su sueño. No tiene auto, ni avión propio, ni ropa corte Kenzo, pero tiene una mesa de billar.

Lo original del caso es que no la usa. Cuando tiene ganas de jugar se va al bar.
"Al final, faltan los parroquianos, el camarero, alguien que pase y te salude desde el escaparate del bar, el borracho de la mesa del fondo. Fue un error, esto no tiene ni parecido a un bar".


Un director de cine español, Paco Betriu, para su ópera prima ("Sinatra" ) convence a Joaquin que interprete un pequeño papel. Le cae bien, acepta y además hace la música del film.

Cuando el director presenta la película, la distribuidora le exige cortar de la misma unos veinte minutos porque, alegan, era muy larga. Paco se niega y con todo el dolor en el alma archiva su proyecto.
Sabina, sin que el directior lo supiese, acude a la distribuidora y les ofrece parte de las regalías de la banda sonora del film si ellos aceptan y lo distribuyen tal como estaba (sin cortes). El negocio se cierra. Betriu se entera mucho tiempo después y por terceros.

"Así es Joaquín, por si alguien quiere saber de qué persona se trata", dice el director.


"A mi suegra, que fue mi confidente y mi amiga, Manolete le había dedicado un toro y Gardel bailó un tango con ella. Decía que después de eso ya podía morir tranquila. Claro, a veces te suceden cosas que te conforman y no pretendes nada más.
Un día, caminando por una calle de Buenos Aires, un taxista que pasaba me gritó:
¡Sabina, vos sos Gardel! Yo después de eso, ya no puedo pretender que me suceda algo más importante en mi vida.¡Me dijeron Gardel! Y, como decía mi suegra, ya puedo morirme tranquilo".


(Textos extraídos del libro de Luis Cardillo, Los tangos de Sabina)





Versos de su gira ultramarina:


Lima


Lima la horrible, César con garúa,
guerra sin declarar, jardín cercado,
cerradura de llave con ganzúa,
Casuarinas, Barranco, Leoncio Prado.

Lima la dulce, flor de la canela,
alazanes de paso marinero
Chabuca, fina estampa, duermevela,
Martín de Porres, Cristo milagrero.

Anticuchos, semáforos, cholitas,
chinganas, escribanos, pirañitas,
panza de burro, cielo hipotecado,

buganvillas, huachafos con corbata,
coronados laureles de hojalata,
último tren de los Desamparados.


Santiago de Chile


Argüelles, corazón de La Moneda,
eclipse de bigote Pinochet,
dolores divorciada, cobre y greda,
la casa de las flores...Bachelet.

Conmovido te vi lucir la banda
desarmando de ayeres al futuro,
jurando por un hoy que nos demanda
candiles para el cuarto más oscuro.

El aire fresco de la cordillera
viene haciendo de tripas primavera
tatuando Aconcaguas en mi piel.

Laica, huérfana, risa de otro Chile,
loco por desfilar en tu desfile,
lo dijo un tal McCartney, my Michelle.



Córdoba


Esta semana me enchufo las pilas,
cuarto menguante de rota garganta,
ni estrés, ni valium, ni merca, ni tila,
hoy, mademoiselle, el corazón aguanta.

Úbeda estaba a un tiro de ballesta
de mi otra Córdoba, lejana y sola,
más allá, en el Dorado, había una fiesta
con cubatas de ron sin coca cola.

Tropecé alguna vez en la rayuela
buscando besos en la vida grela,
dejando en cada exceso algún pedazo.

Si naufrago en la mar ultramarina,
que me adopte una lágrima argentina,
buenas noches bendito cordobazo.


Oro para Mar del Plata


Balneario de todos y cualquiera,
con almenas de arena y silicona,
tanga imposible, mínima pollera,
primavera que enfanga y no perdona.

Mono Burgos, Luthiers, Neyret, Olmedo,
confitería bailable, chicas malas,
albergues transitorios, dos en pedo,
efebos con derecho a generala.

Duende con lamparones de aladino,
bandiera nera, código pirata,
prófugo de los puertos sin destino

Paquebote con mástil de hojalata,
mi postrero crucero ultramarino,
sueña con naufragar en Mar del Plata



Buenos Aires


Porteño fui desde que, en Caminito,
coincidí con Malena en un fandango
y Boca le dio teta al huerfanito
que arrastraba dos velas y un tamango.

Venus arrabalera, flor de fango,
Maipú esquina Corrientes, compadrito,
Colón de gala, pibes sin un mango,
Fangio, Discepolín, Borges, Dieguito.

Por don carnal contra doña cuaresma
líbrate del fantasma de la Esma,
del duelo Cromagnón, maldito affaire.

Canta con el Polaco y con García
el tango añil de la melancolía,
que tengas buenos sueños, Buenos Aires.




Buenos Aires, último día.


Este es el último Gran Rex, benditos
contratitos firmados a deshora,
te juro por mis muertos más muertitos
que he de llorar al filo de la aurora.

Por las hermosas colas que hacen cola
descuadrando las cuadras de Corrientes,
destemplando las cuerdas de mi viola,
desaliviando lutos inclementes.

Por Castello, por Pappo, treinta miles
que anidan en el frío de los fusiles
que fusilan la vida por la espalda.

Mi albiceleste barco ultramarino
rastrojo trampantojo del destino
mi rojo corazón verde esmeralda
.

lunes, 25 de agosto de 2008

LA LOGICA

Un joven que había estudiado lógica, acudió a un rabino y solicitó ser instruido en Talmud.
"¿Lógica?" - preguntó el rabino - "dudo que eso sea suficiente para estudiar Talmud, pero te tomaré una prueba. Supongamos que dos hombres bajan por una chimenea, uno sale con la cara limpia y el otro con la cara sucia ¿Cuál se lava la cara?"
"Eso es fácil, el de la cara sucia" - respondió el estudiante
"Incorrecto" - dijo el rabino - "el de la cara limpia. Veamos: el de la cara sucia mira al de la limpia y piensa que su cara también está limpia. El de la cara limpia mira al de la sucia y piensa que su cara está sucia, así que él se lava la cara."
"No pensé en eso" - admitió el joven - "deme otra oportunidad".
"Volvamos a empezar. Dos hombres bajan por una chimenea, uno sale con la cara limpia y el otro con la cara sucia ¿Cuál se lava la cara?" - Planteó el rabino.
"Recién hemos respondido, aquel con la cara limpia" - contestó el estudiante.
"No. Ambos se lavan la cara - dijo el rabino - Aquel con la cara sucia mira al de la limpia y piensa que su cara está limpia también. Pero el de la cara limpia mira al de la sucia, y piensa que su cara también lo está, entonces se lava. Cuando el de la cara sucia ve que el de la limpia lava su cara, él también se lava. Por lo tanto ambos lavan su cara".
"No me di cuenta de esa alternativa" - expresó el joven - "deme otra oportunidad".
"Está bien. Dos hombres bajan por una chimenea, uno sale con la cara limpia y el otro con la cara sucia ¿Cuál se lava la cara?" - Preguntó el rabino.
"Ambos lavan su cara" - respondió con énfasis el estudiante.
"No. Ninguno de los dos". - Dijo el rabino - "Aquel con la cara sucia mira al de la limpia y piensa que la suya también lo está. El de la cara limpia mira al de la sucia, y piensa que su cara también está sucia. Pero cuando él ve que el hombre de la cara sucia no se lava, él tampoco se lava. Por lo tanto ninguno se lava."
"Una última oportunidad y le demostraré que puedo estudiar Talmud" - pidió el joven.
"Dos hombres bajan por una chimenea, uno sale con la cara limpia y el otro con la cara sucia ¿Cuál se lava la cara?" - Volvió a plantear el rabino.
"Ninguno" - exclamó triunfalmente el estudiante.
"¿Ves ahora por que la lógica no es suficiente para estudiar Talmud? ¿Cómo es posible que dos hombres que bajan por la misma chimenea, uno salga con la cara sucia y otra con la cara limpia? ¿No ves que la pregunta es tonta? Y si intentas contestar preguntas tontas, tu respuesta será tonta. Así que aprende algo más de lógica antes de que intentes estudiar el Talmud." - Sugirió el rabino.

sábado, 23 de agosto de 2008

EL GABO

Gabriel García Márquez
Gabriel García Márquez nació en Aracataca (Magdalena), el 6 de marzo de 1927. Creció como niño único entre sus abuelos maternos y sus tías, pues sus padres, el telegrafista Gabriel Eligio García y Luisa Santiaga Márquez, se fueron a vivir, cuando Gabriel sólo contaba con cinco años, a la población de Sucre, donde don Gabriel Eligio montó una farmacia y donde tuvieron a la mayoría de sus once hijos.

Los abuelos eran dos personajes bien particulares y marcaron el periplo literario del futuro Nobel: el coronel Nicolás Márquez, veterano de la guerra de los Mil Días, le contaba al pequeño Gabriel infinidad de historias de su juventud y de las guerras civiles del siglo XIX, lo llevaba al circo y al cine, y fue su cordón umbilical con la historia y con la realidad. Doña Tranquilina Iguarán, su cegatona abuela, se la pasaba siempre contando fábulas y leyendas familiares, mientras organizaba la vida de los miembros de la casa de acuerdo con los mensajes que recibía en sueños: ella fue la fuente de la visión mágica, supersticiosa y sobrenatural de la realidad. Entre sus tías la que más lo marcó fue Francisca, quien tejió su propio sudario para dar fin a su vida.

Gabriel García Márquez aprendió a escribir a los cinco años, en el colegio Montessori de Aracataca, con la joven y bella profesora Rosa Elena Fergusson, de quien se enamoró: fue la primera mujer que lo perturbó. Cada vez que se le acercaba, le daban ganas de besarla: le inculcó el gusto de ir a la escuela, sólo por verla, además de la puntualidad y de escribir una cuartilla sin borrador.



En ese colegio permaneció hasta 1936, cuando murió el abuelo y tuvo que irse a vivir con sus padres al sabanero y fluvial puerto de Sucre, de donde salió para estudiar interno en el colegio San José, de Barranquilla, donde a la edad de diez años ya escribía versos humorísticos. En 1940, gracias a una beca, ingresó en el internado del Liceo Nacional de Zipaquirá, una experiencia realmente traumática: el frío del internado de la Ciudad de la Sal lo ponía melancólico, triste. Permaneció siempre con un enorme saco de lana, y nunca sacaba las manos por fuera de sus mangas, pues le tenía pánico al frío.

Sin embargo, a las historias, fábulas y leyendas que le contaron sus abuelos, sumó una experiencia vital que años más tarde sería temática de la novela escrita después de recibir el premio Nobel: el recorrido del río Magdalena en barco de vapor. En Zipaquirá tuvo como profesor de literatura, entre 1944 y 1946, a Carlos Julio Calderón Hermida, a quien en 1955, cuando publicó La hojarasca, le obsequió con la siguiente dedicatoria: "A mi profesor Carlos Julio Calderón Hermida, a quien se le metió en la cabeza esa vaina de que yo escribiera". Ocho meses antes de la entrega del Nobel, en la columna que publicaba en quince periódicos de todo el mundo, García Márquez declaró que Calderón Hermida era "el profesor ideal de Literatura".

En los años de estudiante en Zipaquirá, Gabriel García Márquez se dedicaba a pintar gatos, burros y rosas, y a hacer caricaturas del rector y demás compañeros de curso. En 1945 escribió unos sonetos y poemas octosílabos inspirados en una novia que tenía: son uno de los pocos intentos del escritor por versificar. En 1946 terminó sus estudios secundarios con magníficas calificaciones.

Estudiante de leyes

En 1947, presionado por sus padres, se trasladó a Bogotá a estudiar derecho en la Universidad Nacional, donde tuvo como profesor a Alfonso López Michelsen y donde se hizo amigo de Camilo Torres Restrepo. La capital del país fue para García Márquez la ciudad del mundo (y las conoce casi todas) que más lo impresionó, pues era una ciudad gris, fría, donde todo el mundo se vestía con ropa muy abrigada y negra. Al igual que en Zipaquirá, García Márquez se llegó a sentir como un extraño, en un país distinto al suyo: Bogotá era entonces "una ciudad colonial, (...) de gentes introvertidas y silenciosas, todo lo contrario al Caribe, en donde la gente sentía la presencia de otros seres fenomenales aunque éstos no estuvieran allí".

El estudio de leyes no era propiamente su pasión, pero logró consolidar su vocación de escritor, pues el 13 de septiembre de 1947 se publicó su primer cuento, La tercera resignación, en el suplemento Fin de Semana, nº 80, de El Espectador, dirigido por Eduardo Zalamea Borda (Ulises), quien en la presentación del relato escribió que García Márquez era el nuevo genio de la literatura colombiana; las ilustraciones del cuento estuvieron a cargo de Hernán Merino. A las pocas semanas apareció un segundo cuento: Eva está dentro de un gato.

En la Universidad Nacional permaneció sólo hasta el 9 de abril de 1948, pues, a consecuencia del "Bogotazo", la Universidad se cerró indefinidamente. García Márquez perdió muchos libros y manuscritos en el incendio de la pensión donde vivía y se vio obligado a pedir traslado a la Universidad de Cartagena, donde siguió siendo un alumno irregular. Nunca se graduó, pero inició una de sus principales actividades periodísticas: la de columnista. Manuel Zapata Olivella le consiguió una columna diaria en el recién fundado periódico El Universal.

El Grupo de Barranquilla

A principios de los años cuarenta comenzó a gestarse en Barranquilla una especie de asociación de amigos de la literatura que se llamó el Grupo de Barranquilla; su cabeza rectora era don Ramón Vinyes. El "sabio catalán", dueño de una librería en la que se vendía lo mejor de la literatura española, italiana, francesa e inglesa, orientaba al grupo en las lecturas, analizaba autores, desmontaba obras y las volvía a armar, lo que permitía descubrir los trucos de que se servían los novelistas. La otra cabeza era José Félix Fuenmayor, que proponía los temas y enseñaba a los jóvenes escritores en ciernes (Álvaro Cepeda Samudio, Alfonso Fuenmayor y Germán Vargas, entre otros) la manera de no caer en lo folclórico.

Gabriel García Márquez se vinculó a ese grupo. Al principio viajaba desde Cartagena a Barranquilla cada vez que podía. Luego, gracias a una neumonía que le obligó a recluirse en Sucre, cambió su trabajo en El Universal por una columna diaria en El Heraldo de Barranquilla, que apareció a partir de enero de 1950 bajo el encabezado de "La girafa" y firmada por "Septimus".




En el periódico barranquillero trabajaban Cepeda Samudio, Vargas y Fuenmayor. García Márquez escribía, leía y discutía todos los días con los tres redactores; el inseparable cuarteto se reunía a diario en la librería del "sabio catalán" o se iba a los cafés a beber cerveza y ron hasta altas horas de la madrugada. Polemizaban a grito herido sobre literatura, o sobre sus propios trabajos, que los cuatro leían. Hacían la disección de las obras de Defoe, Dos Passos, Camus, Virginia Woolf y William Faulkner, escritor este último de gran influencia en la literatura de ficción de América Latina y muy especialmente en la de García Márquez, como él mismo reconoció en su famoso discurso "La soledad de América Latina", que pronunció con motivo de la entrega del premio Nobel en 1982: William Faulkner había sido su maestro. Sin embargo, García Márquez nunca fue un crítico, ni un teórico literario, actividades que, además, no son de su predilección: él prefirió y prefiere contar historias.

En esa época del Grupo de Barranquilla, García Márquez leyó a los grandes escritores rusos, ingleses y norteamericanos, y perfeccionó su estilo directo de periodista, pero también, en compañía de sus tres inseparables amigos, analizó con cuidado el nuevo periodismo norteamericano. La vida de esos años fue de completo desenfreno y locura. Fueron los tiempos de La Cueva, un bar que pertenecía al dentista Eduardo Vila Fuenmayor y que se convirtió en un sitio mitológico en el que se reunían los miembros del Grupo de Barranquilla a hacer locuras: todo era posible allí, hasta las trompadas entre ellos mismos.

También fue la época en que vivía en pensiones de mala muerte, como El Rascacielos, edificio de cuatro pisos, ubicado en la calle del Crimen, que alojaba también un prostíbulo. Muchas veces no tenía el peso con cincuenta para pasar la noche; entonces le daba al encargado sus mamotretos, los borradores de La hojarasca, y le decía: "Quédate con estos mamotretos, que valen más que la vida mía. Por la mañana te traigo plata y me los devuelves".

Los miembros del Grupo de Barranquilla fundaron un periódico de vida muy fugaz, Crónica, que según ellos sirvió para dar rienda suelta a sus inquietudes intelectuales. El director era Alfonso Fuenmayor, el jefe de redacción Gabriel García Márquez, el ilustrador Alejandro Obregón, y sus colaboradores fueron, entre otros, Julio Mario Santo domingo, Meira del Mar, Benjamín Sarta, Juan B. Fernández y Gonzalo González.

Periodismo y literatura

A principios de 1950, cuando ya tenía muy adelantada su primera novela, titulada entonces La casa, acompañó a doña Luisa Santiaga al pequeño, caliente y polvoriento Aracataca, con el fin de vender la vieja casa en donde él se había criado. Comprendió entonces que estaba escribiendo una novela falsa, pues su pueblo no era siquiera una sombra de lo que había conocido en su niñez; a la obra en curso le cambió el título por La hojarasca, y el pueblo ya no fue Aracataca, sino Macondo, en honor de los corpulentos árboles de la familia de las bombáceas, comunes en la región y semejantes a las ceibas, que alcanzan una altura de entre treinta y cuarenta metros.

En febrero de 1954 García Márquez se integró en la redacción de El Espectador, donde inicialmente se convirtió en el primer columnista de cine del periodismo colombiano, y luego en brillante cronista y reportero. El año siguiente apareció en Bogotá el primer número de la revista Mito, bajo la dirección de Jorge Gaitán Durán.

Duró sólo siete años, pero fueron suficientes, por la profunda influencia que ejerció en la vida cultural colombiana, para considerar que Mito señala el momento de la aparición de la modernidad en la historia intelectual del país, pues jugó un papel definitivo en la sociedad y cultura colombianas: desde un principio se ubicó en la contemporaneidad y en la cultura crítica. Gabriel García Márquez publicó dos trabajos en la revista: un capítulo de La hojarasca, el Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo (1955), y El coronel no tiene quien le escriba (1958). En realidad, el escritor siempre ha considerado que Mito fue trascendental; en alguna ocasión dijo a Pedro Gómez Valderrama: "En Mito comenzaron las cosas".

En ese año de 1955, García Márquez ganó el primer premio en el concurso de la Asociación de Escritores y Artistas; publicó La hojarasca y un extenso reportaje, por entregas, Relato de un náufrago, el cual fue censurado por el régimen del general Gustavo Rojas Pinilla, por lo que las directivas de El Espectador decidieron que Gabriel García Márquez saliera del país rumbo a Ginebra, para cubrir la conferencia de los Cuatro Grandes, y luego a Roma, donde el papa Pío XII aparentemente agonizaba. En la capital italiana asistió, por unas semanas, al Centro Sperimentale di Cinema.

Rondando por el mundo

Cuatro años estuvo ausente de Colombia. Vivió una larga temporada en París, y recorrió Polonia y Hungría, la República Democrática Alemana, Checoslovaquia y la Unión Soviética. Continuó como corresponsal de El Espectador, aunque en precarias condiciones, pues si bien escribió dos novelas, El coronel no tiene quien le escriba y La mala hora, vivía pobre a morir, esperando el giro mensual que El Espectador debía enviar pero que demoraba debido a las dificultades del diario con el régimen de Rojas Pinilla. Esta situación se refleja en El coronel, donde se relata la desesperanza de un viejo oficial de la guerra de los Mil Días aguardando la carta oficial que había de anunciarle la pensión de retiro a que tiene derecho. Además, fue corresponsal de El Independiente, cuando El Espectador fue clausurado por la dictadura, y colaboró también con la revista venezolana Élite y la colombianísima Cromos.

Su estancia en Europa le permitió a García Márquez ver América Latina desde otra perspectiva. Le señaló las diferencias entre los distintos países latinoamericanos, y tomó además mucho material para escribir cuentos acerca de los latinos que vivían en la ciudad luz. Aprendió a desconfiar de los intelectuales franceses, de sus abstracciones y esquemáticos juegos mentales, y se dio cuenta de que Europa era un continente viejo, en decadencia, mientras que América, y en especial Latinoamérica, era lo nuevo, la renovación, lo vivo.

A finales de 1957 fue vinculado a la revista Momento y viajó a Venezuela, donde pudo ser testigo de los últimos momentos de la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez. En marzo de 1958, contrajo matrimonio en Barranquilla con Mercedes Barcha, unión de la que nacieron dos hijos: Rodrigo (1959), bautizado en la Clínica Palermo de Bogotá por Camilo Torres Restrepo, y Gonzalo (1962). Al poco tiempo de su matrimonio, de regreso a Venezuela, tuvo que dejar su cargo en Momento y asumir un extenuante trabajo en Venezuela Gráfica, sin dejar de colaborar ocasionalmente en Élite.

Pese a tener poco tiempo para escribir, su cuento Un día después del sábado fue premiado. En 1959 fue nombrado director de la recién creada agencia de noticias cubana Prensa Latina. En 1960 vivió seis meses en Cuba y al año siguiente fue trasladado a Nueva York, pero tuvo grandes problemas con los cubanos exiliados y finalmente renunció. Después de recorrer el sur de Estados Unidos se fue a vivir a México. No sobra decir que, luego de esa estadía en Estados Unidos, el gobierno de ese país le denegó el visado de entrada, porque, según las autoridades, García Márquez estaba afiliado al partido comunista. Sólo en 1971, cuando la Universidad de Columbia le otorgó el título de doctor honoris causa, le dieron un visado, aunque condicionado.



Recién llegado a México, donde García Márquez ha vivido muchos años de su vida, se dedicó a escribir guiones de cine y durante dos años (1961-1963) publicó en las revistas La Familia y Sucesos, de las cuales fue director. De sus intentos cinematográficos el más exitoso fue El gallo de oro (1963), basado en un cuento del mismo nombre escrito por Juan Rulfo, y que García Márquez adaptó con el también escritor Carlos Fuentes. El año anterior había obtenido el premio Esso de Novela Colombiana con La mala hora.

La consagración

Un día de 1966 en que se dirigía desde Ciudad de México al balneario de Acapulco, Gabriel García Márquez tuvo la repentina visión de la novela que durante 17 años venía rumiando: consideró que ya la tenía madura, se sentó a la máquina y durante 18 meses seguidos trabajó ocho y más horas diarias, mientras que su esposa se ocupaba del sostenimiento de la casa.

En 1967 apareció Cien años de soledad, novela cuyo universo es el tiempo cíclico, en el que suceden historias fantásticas: pestes de insomnio, diluvios, fertilidad desmedida, levitaciones... Es una gran metáfora en la que, a la vez que se narra la historia de las generaciones de los Buendía en el mundo mágico de Macondo, desde la fundación del pueblo hasta la completa extinción de la estirpe, se cuenta de manera insuperable la historia colombiana desde después del Libertador hasta los años treinta del presente siglo. De ese libro Pablo Neruda, el gran poeta chileno, opinó: "Es la mejor novela que se ha escrito en castellano después del Quijote". Con tan calificado concepto se ha dicho todo: el libro no sólo es la opus magnum de García Márquez, sino que constituye un hito en Latinoamérica, como uno de los libros que más traducciones tiene, treinta idiomas por lo menos, y que mayores ventas ha logrado, convirtiéndose en un verdadero bestseller mundial.

Después del éxito de Cien años de soledad, García Márquez se estableció en Barcelona y pasó temporadas en Bogotá, México, Cartagena y La Habana. Durante las tres décadas transcurridas, ha escrito cuatro novelas más, se han publicado tres volúmenes de cuentos y dos relatos, así como importantes recopilaciones de su producción periodística y narrativa.




Varios elementos marcan ese periplo: se profesionalizó como escritor literario, y sólo después de casi 23 años reanudó sus colaboraciones en El Espectador. En 1985 cambió la máquina de escribir por el computador. Su esposa Mercedes Barcha siempre ha colocado un ramo de rosas amarillas en su mesa de trabajo, flores que García Márquez considera de buena suerte. Un vigilante autorretrato de Alejandro Obregón, que el pintor le regaló y que quiso matar en una noche de locos con cinco tiros del calibre 38, preside su estudio. Finalmente, dos de sus compañeros periodísticos, Álvaro Cepeda Samudio y Germán Vargas Cantillo, murieron, cumpliendo cierta predicción escrita en Cien años de soledad.

Premio Nobel de Literatura

En la madrugada del 21 de octubre de 1982, García Márquez recibió en México una noticia que hacía ya mucho tiempo esperaba por esas fechas: la Academia Sueca le otorgó el ansiado premio Nobel de Literatura. Por ese entonces se hallaba exiliado en México, pues el 26 de marzo de 1981 había tenido que salir de Colombia, ya que el ejército colombiano quería detenerlo por una supuesta vinculación con el movimiento M-19 y porque durante cinco años había mantenido la revista Alternativa, de corte socialista.

La concesión del Nobel fue todo un acontecimiento cultural en Colombia y Latinoamérica. El escritor Juan Rulfo opinó: "Por primera vez después de muchos años se ha dado un premio de literatura justo". La ceremonia de entrega del Nobel se celebró en Estocolmo, los días 8, 9 y 10 de diciembre; según se supo después, disputó el galardón con Graham Greene y Gunther Grass.

Dos actos confirmaron el profundo sentimiento latinoamericano de García Márquez: a la entrega del premio fue vestido con un clásico e impecable liquiliqui de lino blanco, por ser el traje que usó su abuelo y que usaban los coroneles de las guerras civiles, y que seguía siendo de etiqueta en el Caribe continental. Con el discurso "La soledad de América Latina" (que leyó el miércoles 8 de diciembre de 1982 ante la Academia Sueca en pleno y ante cuatrocientos invitados y que fue traducido simultáneamente a ocho idiomas), intentó romper los moldes o frases gastadas con que tradicionalmente Europa se ha referido a Latinoamérica, y denunció la falta de atención de las superpotencias por el continente. Dio a entender cómo los europeos se han equivocado en su posición frente a las Américas, y se han quedado tan sólo con la carga de maravilla y magia que se ha asociado siempre a esta parte del mundo. Sugirió cambiar ese punto de vista mediante la creación de una nueva y gran utopía, la vida, que es a su vez la respuesta de Latinoamérica a su propia trayectoria de muerte.

El discurso es una auténtica pieza literaria de gran estilo y de hondo contenido americanista, una hermosa manifestación de personalidad nacionalista, de fe en los destinos del continente y de sus pueblos. Confirmó asimismo su compromiso con Latinoamérica, convencido desde siempre de que el subdesarrollo total, integral, afecta todos los elementos de la vida latinoamericana. Por lo tanto, los escritores de esta parte del mundo deben estar comprometidos con la realidad social total.




Con motivo de la entrega del Nobel, el gobierno colombiano, presidido por Belisario Betancur, programó una vistosa presentación folclórica en Estocolmo. Además, adelantó una emisión de sellos con la efigie de García Márquez dibujada por el pintor Juan Antonio Roda, con diseño de Dickens Castro y texto de Guillermo Angulo, a propósito de la cual el Nobel colombiano expresó: "El sueño de mi vida es que esta estampilla sólo lleve cartas de amor".

Desde que se conoció la noticia de la obtención del ambicionado premio, el asedio de periodistas y medios de comunicación fue permanente y los compromisos se multiplicaron. Sin embargo, en marzo de 1983 Gabo regresó a Colombia. En Cartagena lo esperaban doña Luisa Santiaga Márquez de García, en su casa del Callejón de Santa Clara, en el tradicional barrio de Manga, con un suculento sancocho de tres carnes (salada, cerdo y gallina) y abundante dulce de guayaba.

Después del Nobel, García Márquez se ratificó como figura rectora de la cultura nacional, latinoamericana y mundial. Sus conceptos sobre diferentes temas ejercieron fuerte influencia. Durante el gobierno de César Gaviria Trujillo (1990-1994), junto con otros sabios como Manuel Elkin Patarroyo, Rodolfo Llinás y el historiador Marco Palacios, formó parte de la comisión encargada de diseñar una estrategia nacional para la ciencia, la investigación y la cultura. Pero, quizás, una de sus más valientes actitudes ha sido el apoyo permanente a la revolución cubana y a Fidel Castro, la defensa del régimen socialista impuesto en la isla y su rechazo al bloqueo norteamericano, que ha servido para que otros países apoyen de alguna manera a Cuba y que ha evitado mayores intervenciones de los estadounidenses.

Tras años de silencio, en 2002 García Márquez presentó la primera parte de sus memorias, Vivir para contarla, en la que repasa los primeros treinta años de su vida. La publicación de esta obra supuso un acontecimiento editorial, con el lanzamiento simultáneo de la primera edición (un millón de ejemplares) en todos los países hispanohablantes. En 2004 vio la luz su novela Memorias de mis putas tristes.


Cronología
1927 El 6 de marzo nace Gabriel García Márquez en Aracataca (Magdalena, Colombia).
1947 Inicia la carrera de derecho en Bogotá. Publica su primer cuento.
1948 El "Bogotazo" provoca el cierre de la universidad; García Márquez pide traslado a la Universidad de Cartagena, pero igualmente no terminará los estudios. Inicia su actividad periodística.
1950 Ingresa en el periódico El Heraldo de Barranquilla y participa activamente en las tertulias literarias del llamado Grupo de Barranquilla. Viaja con su madre a Aracataca con el fin de vender la casa natal, y siente que su verdadero interés es escribir sobre ese mundo de su infancia.
1954 Ingresa en la redacción del periódico El espectador.
1955 Publica su primera novela, La hojarasca, que había comenzado a escribir en 1950. La publicación del Relato de un náufrago por entregas en El espectador es censurada por el régimen de Rojas Pinilla y García Márquez parte al exilio.
1958 En la revista Mito publica El coronel no tiene quien le escriba, libro que terminó en enero de 1957 en París. Se casa en Barranquilla con Mercedes Barcha.
1962 Publica la novela La mala hora y recopilación de cuentos Los funerales de la Mamá Grande.
1966 Inicia la redacción de Cien años de Soledad.
1967 Publica en Buenos Aires la novela Cien años de Soledad.
1970 Publica en forma de libro Relato de un náufrago.
1973 Publica la recopilación de cuentos La increíble y triste historia de la Cándida Eréndira y de su abuela desalmada.
1975 Publica El otoño del patriarca, novela que escribió durante ocho años y para la cual leyó durante diez años sobre la historia de América Latina y sus dictadores.
1981 Publica Crónica de una muerte anunciada, novela inspirada en un suceso real acaecido durante su juventud.
1982 La Academia Sueca le concede el Premio Nobel de Literatura. Aparecen los volúmenes Textos costeños y Entre cachacos, recopilaciones periodísticas.
1985 Publica El amor en los tiempos del cólera, con una edición inicial de 750.000 ejemplares.
1986 Publica La aventura de Miguel Littín clandestino en Chile.
1989 Publica la novela histórica El general en su laberinto, sobre la figura del libertador Simón Bolívar.
1992 Publica Doce cuentos peregrinos, recopilación de relatos breves.
1994 Publica el monólogo teatral Diatriba de amor contra un hombre sentado.
1996 Publica Noticia de un secuestro.
2002 Publica Vivir para contarla, primera parte de sus memorias.
2004 Publica la novela breve Memorias de mis putas tristes.



Su Obra
La obra novelística de Gabriel García Márquez, que obtuvo el premio Nobel de Literatura en 1982, sobresale por su carácter renovador y su especial fantasía imaginativa. Considerado como el máximo exponente del llamado realismo mágico, que tendría en Cien años de soledad (1967) su obra maestra, el escritor colombiano es autor de una extensa producción de excelente calidad que lo ha convertido en una de las figuras más destacadas de la narrativa mundial. García Márquez es también una figura paradigmática del Boom de la literatura hispanomericana de los años 60, fenómeno en algunos aspectos más editorial que literario y que catapultó merecidamente a la fama a un nutrido grupo de narradores de excelente calidad, que hasta entonces apenas eran conocidos más allá de su ámbito nacional.


Su primeras obras, a pesar de su calidad intrínseca, se han visto a menudo como una preparación a Cien años de soledad: aparece ya en ellas el mundo mítico y algunos de los personajes de Macondo y, en algunos casos, el elemento mágico y sobrenatural. En La hojarasca (1955) encontramos el relato de tres testigos ante el cadáver de un suicida, a través de cuyos monólogos se reconstruye fragmentariamente la historia de un hombre solitario enfrentado a la sociedad. El coronel no tiene quien le escriba, de 1961, es un vigoroso relato de la soledad y miseria de un coronel y su mujer, cuyo hijo ha sido fusilado, en un pueblucho colombiano. Completan esta etapa los cuentos de Los funerales de Mamá Grande, de 1962, y La mala hora (1962), obra que envuelve un símbolo político, el miedo colectivo como origen de la violencia.

Cien años de soledad

En 1967 apareció Cien años de soledad, la novela más leída y admirada de García Márquez, que ha sido calificada por Vargas Llosa como "el Amadís de América". La obra desarrolla la saga de una familia, los Buendía, que fundan una ciudad llamada Macondo en una región que los pantanos y la selva hacen inaccesible para el resto del mundo. Empieza cuando José Arcadio Buendía y su prima hermana Úrsula Iguarán se casan a pesar del tabú y dan origen, en la ciudad por ellos fundada, a una estirpe condenada a cien años de pasiones, revoluciones y soledades, estirpe que reincide en el incesto y que se extingue al fin con un vástago con cola de cerdo.

En Macondo, las relaciones con el mundo exterior son anacrónicas (ciertas innovaciones europeas son introducidas por unos gitanos errabundos), pero accede a ella una compañía bananera que añade, a las calamidades naturales, la explotación y la opresión. Cabe leer sin duda la novela y su mítica Macondo como una alegoría del subdesarrollo y aislamiento de Hispanoamérica; pero es sobre todo una obra de prodigiosa imaginación y humor, que rompe con un concepto limitado de realismo para recuperar en las fuentes orales del mito y la leyenda sus motivos de inspiración. La novela rebosa de elementos mágicos y sorprendentes como la subida al cielo de Remedios la bella, el hallazgo de un galeón a diez kilómetros del mar, la lluvia de pájaros muertos sobre el pueblo. José Arcadio, por ejemplo, trata de fotografiar a Dios y más adelante muere atado a un árbol delirando en latín.

Todos los hombres de la familia Buendía están resueltamente solos, rodeados por otros hombres de guerra o por mujeres que equilibran con sus corduras (o sus locuras) los excesos del mundo cotidiano. El destino de todos los habitantes de Macondo es el aislamiento. Y llegará el día en que el primero de los Aurelianos (hay un Aureliano por generación: la repetición de los nombres, como la de los sucesos a lo largo de sus veinte capítulos no numerados, contribuyen a la sensación de que la vida es un fenómeno circular), dé instrucciones estrictas para que nadie, incluyendo a su mujer, pueda acercarse a él más de diez pies. "De Cien años de soledad se han escrito toneladas de papeles -ha dicho García Márquez-, pero nadie ha tocado el punto que a mí más me interesaba al escribir el libro, que es la idea de que la soledad es lo contrario de la solidaridad y que yo creo que es la esencia del libro."

Nuevas obras maestras

En 1970 se editó en libro el Relato de un náufrago, una crónica periodística que ya había sido publicada por entregas en El Espectador (1955). La veta fantástica reaparece en los siete cuentos (todos ellos brillantes) recogidos en el volumen La increíble y triste historia de la cándida Erendira y de su abuela desalmada (1972). El otoño del patriarca, de 1975, otra de sus novelas más celebradas, aborda el tema de la dictadura y trata sobre las calamidades y la irremediable soledad del poder encarnado en una figura anónima y mítica.

Con posterioridad ha publicado Crónica de una muerte anunciada (1981), basada en un suceso ocurrido durante la niñez del escritor (una muerte, ya conocida al comienzo de la novela, para vengar una deshonra), y El amor en los tiempos del cólera, de 1986, historia de amor que transcurre en un pueblecito portuario del Caribe. Cabe mencionar además la recopilación en cuatro tomos de su Obra periodística (1982) y la crónica política La aventura de Miguel Littin (1986).

Tras estrenar el año 1988 en Buenos Aires el monólogo teatral Diatriba de amor contra un hombre sentado, publicó El general en su laberinto (1989), novela acerca del último viaje de Simón Bolívar desde Bogotá hasta Santa Marta, que suscitó un animado debate entre estudiosos colombianos y venezolanos sobre la fidelidad histórica de su contenido. En 1992 apareció la colección de relatos Doce cuentos peregrinos. Dos años más tarde, veía la luz la novela Del amor y otros demonios, y ya en 1996 publica Noticia de un secuestro, una novela-reportaje. En la primera parte de sus memorias, tituladas Vivir para contarla (2002), rememora en forma novelada sus primeros treinta años de vida. De 2004 es su por el momento última novela, Memorias de mis putas tristes, historia de amor entre un anciano periodista y una jovencísima prostituta.


fuente:Biografías y Vidas

lunes, 18 de agosto de 2008

PARA PERUANOS NOSTALGICOS

Encontré una página en la cual pueden bajar música peruana. Pueden escoger entre diferentes categorias como criollas, huaynos, marineras, cumbias, etc.


http://www.serviciostacna.com/

LA HISTORIA DE UN HUEVON

Se cuenta que en una ciudad del interior, un grupo de personas se divertíancon el huevon del pueblo, un pobre infeliz de poca inteligencia, que vivía haciendo pequeños mandados y limosnas. Diariamente algunos hombres llamaban al huevon al bar donde se reunían y le ofrecían escoger entre dos monedas:una de tamaño grande de 400 reales y otra de menor tamaño, pero de 2000 reales. Él siempre cogía la más grande y menos valiosa, lo que era motivo de risas para todos. Un día, alguien que observaba al grupo divertirse con el inocente hombre, le llamó aparte y le preguntó si todavía no había percibido que la moneda de mayor tamaño valía menos y este le respondió: Lo sé, no soy tan huevon, vale cinco veces menos, pero el día que escoja la otra, el jueguito acaba y no voy a ganar más mi moneda.Esta historia podría concluir aquí, como un simple chiste, pero se pueden sacar varias conclusiones:La primera: Quien parece huevon, no siempre lo es.La segunda: ¿Cuáles eran los verdaderos huevones de la historia? La tercera: Una ambición desmedida puede acabar cortando tu fuente de ingresos.Pero la conclusión más interesante es:Podemos estar bien, aun cuando los otros no tengan una buena opinión sobre nosotros mismos. Por lo tanto, lo que importa no es lo que piensan de nosotros, sino lo que uno piensa de sí mismo. “El verdadero hombre inteligente es el que aparenta ser huevon……..delantede un huevon que aparenta ser inteligente” Gracias ….Dedicado a todos los huevones de este país…
extraido del blogs de Angel …

CHELAS

MAS SOBRE CERVEZAS BELGAS


En República Checa, en un pueblo llamado Pilsen, nació la pils, la cerveza rubia, clara y de bajo contenido alcohólico que se ha difundido por los cuatro confines del planeta.

Alemania, además de haber convertido casi en arte la fabricación de esta cerveza de baja fermentación, es famosa por sus innumerables cervecerías locales y familiares. Ambos países además se disputan cada año el dudoso honor de ocupar el primer lugar en el ránking de los mayores consumidores de cerveza per cápita. Sin embargo, por la calidad y variedad de su producción, el título de País de la Cerveza sigue reservado al pequeño reino de Bélgica: sus habitantes pueden jactarse de elaborar ¡400 cervezas diferentes!

La cerveza, antigua como el pan, empezó a prepararse en la zona de la Mesopotamia hace más de 6.000 años. Mientras que en el sur de Europa, con un clima propicio para el cultivo de las frutas, los griegos y romanos produjeron vino e introdujeron la tradición en Francia y la Península Ibérica, en el norte, mucho mas frío y por tanto favorable para el desarrollo de la cebada y el lúpulo, es probable que las tribus celtas elaboraran cerveza en los territorios que hoy corresponden a Irlanda, Inglaterra, Alemania, Bélgica y República Checa.

En el siglo XIX la rica y milenaria tradición cervecera sufrió un proceso mayor de transformación como consecuencia del inicio de la producción comercial a gran escala: casi todos los países pasaron a producir casi exclusivamente cervezas de baja fermentación conocidas como lager, entre las cuales el tipo pils se hizo el más popular. Ocurrió en Alemania y República Checa, pero también en países como Dinamarca y Holanda que se especializaron en la fabricación de una pils de gusto suave y accesible, exportable a todo el mundo (las afamadas Carlsberg y Heineken).

CALIDAD Y DIVERSIDAD - Bélgica fue la excepción a la regla. Aquí la fabricación y consumo de las lager se propagó mucho más tarde, hacia finales de la Segunda Guerra Mundial. Entretanto las cervezas de alta fermentación, ale, producidas en pequeñas cervecerías locales, continuaron elaborándose y fue posible mantener viva una sorprendente tradición de diversidad gracias a la resistencia de los belgas a consumir un único tipo de cerveza: "Aunque es difícil fijar un número, se estima que en Bélgica se producen hoy en día 400 cervezas diferentes, una variedad que no tiene parangón en el mundo entero y que es sobresaliente para un país tan pequeño", señala Freddy Delvaux, experto de la Universidad de Leuven (Lovaina).

Las decenas de variedades se pueden degustar en cada rincón del país y a diferencia de otras bebidas alcohólicas, en general, a precios accesibles. Las hay para todos los gustos: suaves o muy fuertes en contenido de alcohol (entre 3 y 12 grados); cervezas rojas fermentadas en barriles de roble, cervezas blancas (enriquecidas con trigo), doradas, morenas o negras; frutadas (con sabor a cerezas o frambuesas), aromatizadas o endulzadas; cervezas de fermentación espontánea que saben a vino, o cervezas ’trapistas’ elaboradas en monasterios conforme a recetas conservadas desde la Edad Media.

La lista es larga. De las 12 a 15 grandes categorías se derivan un total de 50 a 60 subcategorías, creadas por combinaciones ingeniosas de diferentes tipos de cebada, lúpulo y levaduras, enriquecidas o no con ingredientes suplementarios, y fermentadas a altas o bajas temperaturas, por períodos cortos o prolongados. "Y como cada productor, según la región o localidad, le da un toque singular a su mezcla, resulta que se totalizan unas 400 cervezas diferentes. Lo que no ocurre, por ejemplo, en Alemania, donde los fabricantes hacen productos muy similares", explica Delvaux.

En Bélgica, además, a cada cerveza diferente le hace honor un vaso especial. En todo café, bar o restaurante que se respete, cada cerveza se sirve en un recipiente especialmente concebido y fabricado para ella. Los hay de todas las formas, tallas y grosores: largos, bajos, redondos, abiertos, estrechos, gruesos, delgados Y sus diferencias no son capricho: algunos favorecen la percepción de los aromas, otros afinan el gusto y no pocos influyen en la temperatura de su contenido.

El vaso de la cerveza kwak, que más parece un artilugio de laboratorio, viene acompañado de un soporte de madera parecido al portavasos que solían llevar los coches tirados por caballos y que permitía a los cocheros disfrutar de una refrescante cerveza sin interrumpir su labor de transportistas.

Toda esta tradición, gestada a lo largo de varios siglos por los belgas (y quienes los precedieron), tiene hoy en día la oportunidad de propagarse por el mundo: "El hecho de que la empresa belga Interbrew se fusionara con la brasileña Ambev ha terminado de abrir los mercados para varias cervezas especiales belgas y al difundir el buen nombre del país permitirá que marcas más locales también exporten cada vez más", considera con optimismo Freddy Delvaux. Para otros, la masificación de las ventas al contrario puede significar una amenaza para la supervivencia de los pequeños productores.

La bebida que une al país - En Bélgica esto no es un mero eslogan publicitario. En un país frecuentemente sacudido por las veleidades separatistas de los prósperos flamencos (norte del país), que se dicen hartos de subvencionar la economía de los menos industrializados valones (francófonos instalados en Bruselas y el sur del país), la cerveza es una de las pocas instituciones nacionales que contribuyen a la supervivencia de la identidad belga.

En un país donde cada comunidad lingüística tiene sus propios sistemas educativos, partidos políticos, medios de comunicación y en donde casi cada estructura organizativa pública o privada cuenta con su versión flamenca y francófona, pervive, como última en su especie, la Confederación de Cerveceros de Bélgica: una entidad nacional que se ocupa de la protección y promoción de la cerveza belga y cuyos miembros comparten la prestigiosa marca registrada Belgian Beer (a la que ni flamencos ni valones --natural del territorio belga-- renunciarían fácilmente en caso de que el país se escindiera).

Cuando de tomar cerveza se trata, los belgas le restan importancia a su origen. Los flamencos toman despreocupados y en cantidades colosales la cerveza Jupiller, originaria de Lieja (Valonia), del mismo modo que los francófonos consumen la mundialmente famosa Stella Artois, nacida en la ciudad flamenca de Leuven. No hay rivalidad ni diferencias políticas que enturbien el disfrute de estas pilsen doradas y casi transparentes, en especial cuando la selección belga pone los pies en la cancha y flamencos y valones se sienten hermanados.

CLAVES - Gigantes de la cerveza: son belgas
A. El miércoles último la cervecera belga-brasileña Inbev, la segunda más grande del mundo por volumen de producción y fabricante de marcas como Stella Artois, Brahma, Quilmes, y Becks, lanzó una oferta de fusión de un valor de 46.000 millones de dólares a la estadounidense Anheuser-Bush, la tercera del planeta y conocida por producir la marca Budweiser (la ’King of beers’).

B. Si ambos gigantes se fusionaran, el grupo resultante superaría al británico SAB Miller (fabricante de Castle y decenas de otras marcas, entre ellas las peruanas) y se convertiría en el mayor del planeta, con una producción proyectada de 460 millones de hectolitros al año y una facturación de 36.400 millones de dólares.

SEPA MÁS - LAGER: cervezas de baja fermentación. Se usan levaduras que se activan a bajas temperaturas, entre 7 y 13 grados. Cervezas ligeras. La más conocida es la Pilsen.

ALE: cervezas de alta fermentación. El proceso de maduración se produce a altas temperaturas, entre 12 y 24 grados. Cervezas robustas, de sabor y aroma pronunciados.