miércoles, 27 de agosto de 2008

ALGUNAS COSAS DE JOAQUIN SABINA



"Los argentinos son crueles con sus ídolos. Los endiosan y, luego, cuando están en la cumbre comienzan a despedazarlos.
No podría estar más de tres meses entre su gente. Corro a buscar la paz de Madrid donde soy uno más caminando por la calle.
Aquí te presionan, te acosan y luego te empiezan a cortar en pedazos. Es cruel lo que hacen con Maradona, con Charly García, con Evita. ¿Cómo pueden querer y odiar al mismo tiempo?"


"Cuando estoy en un bar en Buenos Aires a las cuatro de la madrugada y escucho que en la mesa de al lado están hablando de política o de fútbol no lo puedo creer. Eso no es común en otros lugares del mundo. Las cuatro de la madrugada es horario de putas, borrachos y drogadictos. Solamente los porteños son capaces de filosofar a esa hora de brujas y entenados. Son maravillosos".

"¿Por quién me tomas? ¡Mozo! ¡Este señor paga y se va!" Así le oí decir a una prostituta de cabaret por el tío que tenía al lado y que se había propasado con ella. Las putas argentinas tienen una dignidad tan grande que da ganas de quererlas a todas, carajo. Las amo. (Buenos Aires, 1998, Cabaret Alexis)

"Cobran muy poco las putas, por todo lo que dan".



"He escuchado decir de Evita que era una puta. Creen que la ofenden tratándola de esa forma. Una mujer que si algo le faltaba realmente era sexo. Dormía en un dormitorio y Perón en otro. Irradiaba una imagen que a uno sólo le quedaba odiarla o quererla pero jamás a uno se le pasaría por la cabeza follarla. No inspiraba al sexo. Eva era anti sexo.

Más que una ofensa sería un piropo. Y si así fuera, si hubiese sido una puta
(extraordinario mote para una mujer), haber llegado adonde llegó la valoriza aún más. ¡Ignorantes y retrógrados! Si realmente salió de un cabaret, como dicen, ha demostrado un talento superior a los genios y a los sabios. Pretenden ofenderla y la enaltecen".


Se cuenta que a Discépolo le escribia el guión de "mordisquito" un asesor o ministro de Perón, y que el poeta, cuando llegaba a la radio se metía en el bar de al lado a corregir los párrafos.

Sabina dice:"Si realmente alguien le escribía esas cosas y él las mejoraba cinco minutos antes, era un genio. Porque mejorar gilipolleces es más difícil que escribir bien".


Coinciden en un viaje en avión Sabina, Serrat y varios músicos. El vuelo traspasa una zona de pozos de aire y el aparato comienza a moverse como una coctelera. Inmersos en un silencio por el pánico algunos comienzan a rezar. Después de varios minutos de miradas espantadas y palidez en las caras, Sabina se destraba el cinturón de seguridad y de un salto se para en el pasillo del avión. Tratando de hacer equilibrio con el zarandeo grita: "¡Ya que vamos a morir digámosle en la cara al Nano que es un hijo de puta!"
La sorpresa y las risas rompieron con el miedo y el resto del viaje fue una algarabía total.

Joaquín y Serrat viven una pelea (sana) constante. Cuando uno de ellos pone en la calle un nuevo CD el otro corre a comprarlo. Un tema, una frase, una estrofa de repente impacta y entonces se llaman por teléfono para felicitarse o para criticarse envidiosamente.

"... esos gigantes enanos ..." y Sabina lo llama a su casa y le dice: ¡Cómo puedes ser tan hijo de puta? ¡Esa frase la quisiera haber inventado yo!
Una vez Sabina sobrepasa al Nano en ventas de discos, lo llama y se mofa de él. Serrat le dice: "Oye, gilipollas, hasta que no estés en un cartel sobre la calle Corrientes de Buenos Aires no eres nadie".

Unos años después Sabina canta en el teatro Opera y cuando llega al hotel lo primero que hace es llamar a Barcelona. "¿Sabes donde estoy, gilipollas? En la calle Corrientes". Serrat dijo: Hijo'puta! y cortó el teléfono.



Joaquín Sabina no sabe manejar, viaja en taxi. Una noche a bordo de uno, en Buenos Aires, el chofer lo reconoce y le muestra su muñeca, tenía un reloj que, aparentemente, le había regalado él unos años antes, cosa que es muy posible ya que no usa relojes ni calendarios. Con seguridad alguien le regaló ese reloj y, como pasó con otros relojes, terminó regalándoselo el mismo día a otra persona.

Pero para sorpresa mayor del andaluz el taxista le cuenta que tiene un hijo de cuatro años que se llama Joaquín y una hija de dos años que se llama Sabina. Pavada de fanático.


"Una de las cosas que más me molesta en mi vida es saber que mi madre se acostaba con un policía".

Un día aparece su hermano a visitarlo (después de mucho tiempo de enojos).

Sabina lo recibe fraternalmente y comparten unas copas. En un momento de la charla, el hermano mayor le recrimina el que algunos de sus versos hablan de la droga y en contra de la policía (el hermano es jefe de investigaciones de la policía de Jaén). Sabina le espeta: "Bueno, ¿tú me vas a decir cómo debo escribir? ¿Yo te digo cómo debes torturar?"
Volvieron a dejarse de ver por un tiempo más.

Ante la pregunta que le hice al hermano de Sabina sobre qué haría si tuviera que detener a su hermano por algún delito, el policía de Jaén respondió: "Yo, primero soy policía, luego soy hermano de Joaquín. Y no quiero hablar más puesto que tengo un trato con él, yo no hablo de Joaquín Sabina y él no habla de mí".


"Me defraudó la izquierda. La derecha jamás me traicionó.
La derecha siempre fue igual, no cambió sus ideales y su línea de trabajo. La derecha es mala de principio a fin. Sabemos perfectamente quiénes son, qué quieren, qué piensan y uno no se puede equivocar jamás con ellos.

En cambio la izquierda, por lo menos en mi país, prometió cosas y despúes hizo otras. Me siento totalmente decepcionado con ella. Felipe (González) usó mi dinero, de los impuestos que pago, para comprar clandestinamente las armas que usaron los GAL (Grupo Antiterrorista paramilitar). Yo contribuí, sin quererlo, con esos asesinatos. El gobierno no consultó conmigo para reprimir. Soy un ciudadano español que merezco el respeto de la gente a quien voté alguna vez. Y si Felipe González no sabía lo que estaban haciendo a sus espaldas no sirve como presidente".


En el año 1987 muere Homero Expósito. Un diario español resume la noticia en un par de centímetros. Sabina manda una misiva al periódico preguntando si sabían realmente quién había muerto.

Les explica que un genio con apellido de huérfano (sus antecesores pertenecieron a los cientos de orfelinatos de "los niños expósitos"- ) y con nombre de filósofo griego (cruel paradoja), había dejado de herencia al mundo los mejores versos jamás escritos.
El diario en cuestión le dedicó, después del reto de Sabina, un dossier especial al autor argentino.

Cabe destacar que en la Argentina la muerte del poeta pasó como una noticia más y nadie dijo nada.


Pablo Milanés vive en el primer piso. Joaquin Sabina en el tercero. A veces charlan de balcón a balcón. Muchas veces le ofrecieron a la familia del segundo comprar su departamento para obviar las distancias. Nunca pudieron lograrlo a pesar de los ruidos hasta altas horas de la madrugada.

A Joaquin le agradaría, dice, conectar con una escalera caracol un piso con otro.

Pablo cuelga su ropa en los balcones (en pleno centro de Madrid) para imaginar que está en su barrio humilde y colonial de Cuba.

¡Lo logré!, dijo Sabina, ¡acá está! Y abriendo una puerta plegadiza en su amplio living, me muestra una mesa de billar. Agarradera de tacos, anotador profesional en la pared, etc. Un rincón especial de la casas. Cuenta que ese era su sueño. No tiene auto, ni avión propio, ni ropa corte Kenzo, pero tiene una mesa de billar.

Lo original del caso es que no la usa. Cuando tiene ganas de jugar se va al bar.
"Al final, faltan los parroquianos, el camarero, alguien que pase y te salude desde el escaparate del bar, el borracho de la mesa del fondo. Fue un error, esto no tiene ni parecido a un bar".


Un director de cine español, Paco Betriu, para su ópera prima ("Sinatra" ) convence a Joaquin que interprete un pequeño papel. Le cae bien, acepta y además hace la música del film.

Cuando el director presenta la película, la distribuidora le exige cortar de la misma unos veinte minutos porque, alegan, era muy larga. Paco se niega y con todo el dolor en el alma archiva su proyecto.
Sabina, sin que el directior lo supiese, acude a la distribuidora y les ofrece parte de las regalías de la banda sonora del film si ellos aceptan y lo distribuyen tal como estaba (sin cortes). El negocio se cierra. Betriu se entera mucho tiempo después y por terceros.

"Así es Joaquín, por si alguien quiere saber de qué persona se trata", dice el director.


"A mi suegra, que fue mi confidente y mi amiga, Manolete le había dedicado un toro y Gardel bailó un tango con ella. Decía que después de eso ya podía morir tranquila. Claro, a veces te suceden cosas que te conforman y no pretendes nada más.
Un día, caminando por una calle de Buenos Aires, un taxista que pasaba me gritó:
¡Sabina, vos sos Gardel! Yo después de eso, ya no puedo pretender que me suceda algo más importante en mi vida.¡Me dijeron Gardel! Y, como decía mi suegra, ya puedo morirme tranquilo".


(Textos extraídos del libro de Luis Cardillo, Los tangos de Sabina)





Versos de su gira ultramarina:


Lima


Lima la horrible, César con garúa,
guerra sin declarar, jardín cercado,
cerradura de llave con ganzúa,
Casuarinas, Barranco, Leoncio Prado.

Lima la dulce, flor de la canela,
alazanes de paso marinero
Chabuca, fina estampa, duermevela,
Martín de Porres, Cristo milagrero.

Anticuchos, semáforos, cholitas,
chinganas, escribanos, pirañitas,
panza de burro, cielo hipotecado,

buganvillas, huachafos con corbata,
coronados laureles de hojalata,
último tren de los Desamparados.


Santiago de Chile


Argüelles, corazón de La Moneda,
eclipse de bigote Pinochet,
dolores divorciada, cobre y greda,
la casa de las flores...Bachelet.

Conmovido te vi lucir la banda
desarmando de ayeres al futuro,
jurando por un hoy que nos demanda
candiles para el cuarto más oscuro.

El aire fresco de la cordillera
viene haciendo de tripas primavera
tatuando Aconcaguas en mi piel.

Laica, huérfana, risa de otro Chile,
loco por desfilar en tu desfile,
lo dijo un tal McCartney, my Michelle.



Córdoba


Esta semana me enchufo las pilas,
cuarto menguante de rota garganta,
ni estrés, ni valium, ni merca, ni tila,
hoy, mademoiselle, el corazón aguanta.

Úbeda estaba a un tiro de ballesta
de mi otra Córdoba, lejana y sola,
más allá, en el Dorado, había una fiesta
con cubatas de ron sin coca cola.

Tropecé alguna vez en la rayuela
buscando besos en la vida grela,
dejando en cada exceso algún pedazo.

Si naufrago en la mar ultramarina,
que me adopte una lágrima argentina,
buenas noches bendito cordobazo.


Oro para Mar del Plata


Balneario de todos y cualquiera,
con almenas de arena y silicona,
tanga imposible, mínima pollera,
primavera que enfanga y no perdona.

Mono Burgos, Luthiers, Neyret, Olmedo,
confitería bailable, chicas malas,
albergues transitorios, dos en pedo,
efebos con derecho a generala.

Duende con lamparones de aladino,
bandiera nera, código pirata,
prófugo de los puertos sin destino

Paquebote con mástil de hojalata,
mi postrero crucero ultramarino,
sueña con naufragar en Mar del Plata



Buenos Aires


Porteño fui desde que, en Caminito,
coincidí con Malena en un fandango
y Boca le dio teta al huerfanito
que arrastraba dos velas y un tamango.

Venus arrabalera, flor de fango,
Maipú esquina Corrientes, compadrito,
Colón de gala, pibes sin un mango,
Fangio, Discepolín, Borges, Dieguito.

Por don carnal contra doña cuaresma
líbrate del fantasma de la Esma,
del duelo Cromagnón, maldito affaire.

Canta con el Polaco y con García
el tango añil de la melancolía,
que tengas buenos sueños, Buenos Aires.




Buenos Aires, último día.


Este es el último Gran Rex, benditos
contratitos firmados a deshora,
te juro por mis muertos más muertitos
que he de llorar al filo de la aurora.

Por las hermosas colas que hacen cola
descuadrando las cuadras de Corrientes,
destemplando las cuerdas de mi viola,
desaliviando lutos inclementes.

Por Castello, por Pappo, treinta miles
que anidan en el frío de los fusiles
que fusilan la vida por la espalda.

Mi albiceleste barco ultramarino
rastrojo trampantojo del destino
mi rojo corazón verde esmeralda
.

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